jueves, 24 de febrero de 2011

La playa bajo la Luna.

Escalamos la roca donde ella, cuando era la princesa extradimensional, se había desnudado y luego zambullido en las aguas, provocándome el mayor placer y dolor de mi vida al mismo tiempo. Nos sentamos en la piedra volcánica.
- Qué distinto es andar por aquí como un ser humano, acompañada por el ser amado - suspiró, valorando el momento.
-- Lo sé --opiné, porque yo conocía plenamente sus sentimientos, y también sus patéticas vivencias bajo aquellas aguas. La estreché contra mi cuerpo.
--Me gustas mucho más ahora que eres mortal...
- ¿Mortal?...¿Yo?
-- Bueno... ¿ No habíamos quedado en que ahora sí que lo eres?
- No. Humana, sí; mortal, no - dijo, y me quedé muy confundido por su insólita afirmación.
-- ¡Pero los seres humanos morimos!...
- Solo mueren quienes desconocen ciertos secretos que yo aprendí bajo las aguas. Yo no moriré jamás.
Aquello era demasiado para mí. Nunca más podría dudar de su cordura, eso estaba claro, lo más probable era que el loco fuese yo, pero aceptar eso... A menos que...
-- ¿Te estas refiriendo a "la vida después de la vida?
- Me estoy refiriendo a la vida eterna sin ir a parar al cementerio, en este mismo cuerpo inmortal.
-- ¿Cuerpo inmortal?... Eso no es humano. Perdona el feo ejemplo que te voy a poner, pero... ¿Quieres decir que si aparece un loco y te atraviesa el corazón de un balazo, tu no morirías?
- Si yo permito que eso ocurra, puede que sí, no sé; no puedo imaginar algo tan imposible.
-- ¿Por qué imposible?
- Porque eso no está en el guión de mi vida, no lo decidí ni lo voy a decidir. Yo no permitiría que algo así me sucediese.
Nadie me va a atacar, no estoy loca para crearme una historia tan espantosa.
-- ¿"Crearte una historia"? ¿Estás sugiriendo que uno mismo crea la historia de su vida?
- Y de su muerte...
-- ¿ Insinúas que toda la gente que ha muerto se "eligió" ese destino?
- Naturalmente. Todos ellos han recibido el resultado de la aplicación de sus poderes creadores, dentro de la libertad de escoger que los seres divinos tenemos. Cada uno de ellos se eligió minuciosamente su destino.

1 comentario:

  1. Me encantó. Creo que la muerte uno la elige, uno la acepta y uno la deja entrar. Tiene toda la razón lo que escribiste.
    Aparte, muchas veces, lo que se vá solo es el cuerpo, lo de adentro, lo que importa, el espiritu, la esencia de uno es la que perdura y prevalece ante todo.
    Un beso señor twittero, ahora te estoy actualizando! jajajaja.

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