viernes, 15 de julio de 2011

La Discordia.

Te auto-limitas mediante la falta de comprensión o por la inhabilidad de aceptar.

Eres tu propia condenación en la limitación que has atraído a tu alrededor.

La discordia es una rata de vibración tan lenta que ensombrece la vida.

El comienzo de la discordia fue la REBELIÓN. Fue un proceso gradual, y durante un gran lapso aumento el momentum y la densidad de las condiciones actuales.

¿Qué causa la confusión? Tan sólo un poco de duda. La duda hace que perezca tu visión de perfección.

Todo aquello que te disturbe te tiene pisado por el cuello.

La discordia es solamente la creencia humana en la apariencia —esto es, miedo.

Toda envidia, crítica, condenación y juicio no son más que formas de miedo. Cuando amas a la Presencia —a Dios—, ¿cómo puedes dudar o temer?

El miedo da inicio a la formación de pus en el cuerpo.

¿Cómo alcanzan la victoria las fuerzas destructivas? A través del miedo. Esa es la única arma que tienen.

A través de sentimientos discordantes, se reviste o apaga el punto de luz.

Todo lo que es aterrador, toda discordia, no es más que luz revestida. Dentro de la discordia hay luz, y ésta puede estallar instantáneamente.

Cuando entras a un recinto oscuro, no ves qué hay allí y podrás tropezar con algo. Pero cuando enciendes la luz, todo se aclara. La oscuridad deja de existir. No tienes que sacarla a puntapiés ni eliminarla de alguna manera. En vez, la condición es transformada, y lo mismo ocurre con la comprensión de la vida cuando hay la luz suficiente.

En la luz hay comprensión/entendimiento —la omni-sapiencia. Cuando hay la luz suficiente en la conciencia, los conceptos humanos son transformados, transmutado en la Mente Omnisciente de Dios.
 

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